jueves, 7 de junio de 2012

LA PIEDAD DE MIGUEL ÁNGEL

LA PIEDAD DE MIGUEL ÁNGEL



La obra fue encargada por el cardenal de san Dionisio Jean Bilheres de Lagraulas o de Villiers, Benedicto francés embajador en Roma.

El artista contaba entonces con veinticuatro años, había trabajado los dos últimos años en la realización de las figuras de la Virgen con el cuerpo de Cristo en las rodillas  el pulimentado de todos los detalles. Miguel Ángel comenzó por escoger personalmente en las canteras de los Alpes Apuanos de la Toscana el bloque de mármol más apropiado, sobre el que después no haría más que seguir los impulsos de su arte como escultor, es decir, como refiere Vasari, quitando toda la materia pétrea sobrante del bloque hasta conseguir la forma pensada, pues para Miguel Ángel en el interior de un bloque de mármol esta contenida toda la naturaleza, el artista ve con los ojos del intelecto las formas encerradas en la piedra, en este caso el dolor de una madre que tiene sobre sus rodillas a un hijo asesinado, lo demás es cuestión de técnica y paciencia hasta descubrir las formas concretas. La escultura representa a una virgen joven, bella y piadosa cuyas vestiduras se expanden con numerosos pliegues, sostiene al hijo muerto y que, intencionadamente, aparenta mayor edad que la madre, en una composición triangular sosegada y llena de ternura.

La juventud de la Virgen es muestra del idealismo renacentista: se trata de representar el ideal de belleza y juventud, una joven eternamente joven y bella. Creemos que Miguel Ángel expresó en esta escultura uno de los pocos dolores que hay en el mundo como el de las madres por sus hijos; Maria, que es la madre de Dios, que lo llevó en su seno, alimentó y cuidó, tuvo que soportar que lo trataran como a un vulgar ladrón siendo el más inocente de todos.

Su rostro es juvenil pero completamente fuera de tiempo, su cabeza inclinadamente sobre el hijo, cuyo cuerpo privado de vida, reposa en su regazo, y si se piensa en la belleza de los miembros y de todo el cuerpo no puede verse un desnudo mejor surtido de músculos, venas y nervios. La cabeza de Cristo con su aire tan dulce, una tal concordancia en la unión de los brazos, del cuerpo, las piernas, los puños y las venas también realizadas.

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